La
caja negra de la edición
¿Sabemos qué es hacer un libro?
Nuestra cultura ha diseccionado cadáveres, ha explorado el universo más frío y
ha llegado hasta el corazón del átomo. Pero en nuestra relación con el
conocimiento y con las ideas sigue habiendo muchas cajas negras por abrir. Una
de ellas, que nos pasa demasiado desapercibida, es la de la edición. ¿Quién
edita y cómo los libros que escribimos y que leemos?
La mesa del editor, sus condiciones
y sus tiempos, son un misterio que nadie osa cuestionar. Aún goza de una
autoridad a la hora de bendecir o de condenar los trabajos que llegan a sus
manos, que contrasta con la manera como actualmente se han colectivizado muchos
de los procesos de escritura y de creación que dan sentido a “nuestros” libros.
¿Y si colectivizáramos también el proceso de edición de los libros que deseamos
hacer? El Síndrome Kessler propone abrir la caja negra de la edición y meter
las manos en ella para trabajar cada libro que hagamos en continuidad con el
momento de la elaboración de sus contenidos: sin despegarnos de él, sin
desentendernos de las decisiones que le darán forma, maquetándolo,
imprimiéndolo, encuadernándolo y, finalmente, comercializándolo nosotros
mismos, aquí y ahora, en el tiempo vivo y con aquellos que realmente le dan
sentido.